Vinotinto: La era Dudamel
- Carolina Padrón
- 17 jun 2016
- 2 Min. de lectura

La primera vez que vi jugar a José Salomón Rondón fue en el estadio José Antonio Anzoátegui de Puerto La Cruz, en Venezuela. La vinotinto de César Farías buscaba el pase al Mundial sub20 de Egipto, una selección de la que era referente Salo. Y lo consiguieron. Salo representa a la primera generación de futbolistas en acudir a una Copa del Mundo defendiendo a la vinotinto. Desde aquella fecha han pasado 7 años. Hoy el ex de Las Palmas y del Málaga es ejemplo para los Villanueva y los Añor, que crecieron su fútbol en la filial Atlético Malagueño y hoy reciben la oportunidad de jugar con el primer equipo.
Quieren repetir lo de Salo: calzarse las botas del goleador de aquellas temporadas de La Rosaleda, o consolidarse en el 11 titular del equipo. De hecho, Juanpi y Salo llegaron juntos al Málaga, “estoy aquí gracias a él”, comentó en alguna entrevista. Hoy son Añor, Rosales, Villanueva y Moreno, “la colonia venezolana”, como bromean, de los blanquiazules. Una generación que se pasa la batuta y que abre camino a la llegada de otros.
Y allí la magia de este equipo de Rafa Dudamel: el de un grupo que ha sabido balancear la experiencia de hombres como Rondón, Guerra, Rosales y Rincón, que están en la plenitud de su carrera, con los entrantes. De aquel equipo mundialista también se incorporó “Sema” Velásquez, el defensa central del golazo de tijera ante México.
Una de las piezas que más emociona es Rolf Feltscher. El joven de 25 años nacido en Suiza, uno de los reclutados que se heredó de la era Farías y que desapareció de los llamados de Sanvicente. Hábil en los traslados, duro para defender la posesión, rápido por la lateral izquierda y oficioso. Pero creo que lo que más debe de alegrarnos es el compromiso grupal, esa actitud competitiva que vuelve a mostrar una selección que había perdido las ideas, y que hasta su llegada a 4tos de final en la Copa América sólo había recibido un gol en contra: y fue uno de crack marcado por el “Tecatito” Corona, de México.
Las formas importan. Pesan en la medida de ir reestructurando una estrategia, una identidad. Jugamos al toque, se defienden teniendo el balón, lo que ha dado un balance entre las líneas. Contra Jamaica se abusó del recurso, pero algo me ha sorprendido del equipo del ex portero Dudamel: logran mantener la calma incluso cuando no dominan los ritmos. Parece que aprendemos a superar al enemigo histórico de los últimos 10 minutos de partido. Pero, como he dicho otras veces, el objetivo no es la Copa América, sino recuperar el grupo, uno matizado por una de las mejores generaciones que ha dado nuestro fútbol. Uno que se combina con los que vendrán. Los Wilker Ángel, Josef Martínez, los malaguistas, los Peñaranda y compañía. Dudamel, que manejó las categorías inferiores previamente, respondió a la pregunta que nadie hizo, o al menos en voz alta. Esta… Esta es la generación vinotinto de relevo.
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